Los bebés ocupan un lugar especial en nuestros corazones y nos cautivan con su innegable ternura. Independientemente de sus expresiones faciales, poseen un encanto innato que derrite nuestros corazones sin esfuerzo. Sus sonrisas desdentadas y su entrañable inocencia cautivan nuestros corazones y traen alegría a quienes los rodean.
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