Podar en el momento adecuado: El filodendro se puede podar en cualquier época del año, pero es recomendable hacerlo durante la primavera o el verano, cuando la planta está en su período de crecimiento activo. Evita podar en invierno, ya que la planta puede ser más susceptible a daños.

Poda selectiva: En lugar de podar todo el follaje de una vez, realiza podas selectivas. Corta las ramas cerca de un nodo o de un nuevo brote emergente para estimular un crecimiento más compacto y ramificado. También puedes podar las ramas más largas para mantener la forma deseada y evitar que la planta se vuelva demasiado desordenada.

Cuidado posterior a la poda: Después de podar, asegúrate de limpiar y desinfectar tus herramientas de poda para evitar la propagación de enfermedades. Además, puedes aplicar un sellador de corte o un polvo de hormonas de enraizamiento en los cortes más grandes para promover la cicatrización y prevenir infecciones.

Mantenimiento regular: La poda del filodendro es un proceso continuo. Realiza podas ligeras de manera regular para mantener la planta en su mejor forma. Observa el crecimiento de la planta y ajusta la poda según sea necesario para mantener un equilibrio entre el tamaño y la forma deseada.

Recuerda que cada filodendro es único, por lo que es importante observar las necesidades específicas de tu planta y adaptar la poda en consecuencia. Con estos consejos profesionales, podrás mantener tu filodendro saludable y hermoso. ¡Disfruta de tu experiencia de poda y del crecimiento exuberante de tu filodendro!

Fuente: https://www.homiful.com