Retira las hojas inferiores: Retira las hojas inferiores del esqueje, dejando solo unas pocas en la parte superior. Esto evitará que las hojas se pudran en el agua y mantendrá el esqueje limpio.

Coloca el esqueje en agua: Llena un frasco de vidrio transparente con agua filtrada o sin cloro. Coloca el esqueje en el agua, asegurándote de que al menos un par de hojas estén por encima del agua y que los nodos inferiores estén sumergidos.

Ubicación adecuada: Coloca el frasco en un lugar con luz indirecta, evitando la luz solar directa que podría calentar demasiado el agua. Asegúrate de que la temperatura ambiente sea adecuada para el crecimiento de la planta.

Cambio de agua regular: A medida que pasan los días, verifica el agua regularmente y cámbiala cada dos o tres días para mantenerla limpia y oxigenada. Esto evitará la proliferación de bacterias y mantendrá las raíces sanas.

Espera el enraizamiento: Con paciencia, comenzarás a ver raíces nuevas que se desarrollan en el esqueje. Esto puede llevar varias semanas, dependiendo de la especie de planta. Una vez que las raíces sean lo suficientemente largas y fuertes, podrás trasplantar el esqueje a una maceta con tierra.

Recuerda que no todas las plantas tienen la misma tasa de éxito en la propagación en agua, por lo que es posible que algunos esquejes no enraícen. Sin embargo, con práctica y experimentación, podrás dominar esta técnica y disfrutar de la satisfacción de multiplicar tus plantas de manera fácil y económica.

En resumen, propagar plantas en agua es un método fascinante y accesible para expandir tu colección de plantas. Sigue estos pasos y pronto estarás disfrutando de nuevas plantas increíbles en tu hogar.

Fuente: https://www.homiful.com